En el blog anterior hablamos sobre la transformación cerebral a través de la práctica del Mindfulness o Atención Plena y cómo nos puede llevar por un camino de pacificación.
En este espacio, vamos a destacar los beneficios a corto, mediano y largo plazo que podemos lograr con la práctica regular del Mindfulness o Atención Plena.
Iniciaremos diciendo que los efectos del Mindfulness o Atención Plena pueden variar de persona a persona y dependen de la constancia y la profundidad de la práctica. Sin embargo, cientos de estudios e investigaciones de la Neurociencia del Mindfulness respaldan las aseveraciones de que el Mindfulness conlleva beneficios significativos en la estructura y función del cerebro, así como en el bienestar físico, emocional y mental a corto, mediano y largo plazo.
Nos dice la Doctora Nazareth Castellanos que la práctica habitual de la meditación en el Amor y la Compasión también supone una mejora en los mecanismos cerebrales de la atención. Pero los beneficios más fuertes se centran en la expresión emocional. Un estudio del año 2013 mostró que esta práctica incrementa la materia gris (densidad de neuronas) en regiones como el giro hipocampo. Esta zona es clave para la empatía, el control de la ansiedad y el estado de ánimo. Referencia científica: doi:10.1093/scan/nss076
Así que podemos ver algunos de estos beneficios a corto plazo, mediano y largo plazo, que además están sustentados por muchos estudios e investigaciones en la Neurociencia del Mindfulness y que nos invitan a hacer de estar prácticas una forma de vida:
1. Reducción del estrés y regulación emocional
Uno de los efectos más notables en la práctica del Mindfulness o Atención Plena es su capacidad para reducir los niveles de estrés y promover la regulación emocional. Al enfocarse en el presente, las preocupaciones del pasado y las ansiedades del futuro pierden su poder, permitiendo un estado mental más tranquilo y sereno, porque como se ha afirmado una mente atenta es una mente feliz.
2. Aumento de la atención y la concentración.
Se ha podido medir a través de estudios neurocientíficos que la práctica regular del Mindfulness mejora la capacidad de concentración y la atención sostenida en tareas específicas.
Al entrenar la mente para centrarse en el momento presente, se desarrolla una mayor claridad mental y se mejora la capacidad para realizar tareas con atención plena, lo que resulta sumamente benéfico para la vida diaria, pero aún más en situaciones que requieren enfoque.
3. Aumento de la consciencia corporal:
La práctica del Mindfulness promueve la atención a las sensaciones físicas y a las señales que el cuerpo envía, se aprende a poner atención al sentido de la propiocepción, lo que puede llevar a una mayor consciencia del bienestar físico y una mejor gestión de la salud e incluso de la detección de las emociones antes de que surjan, para poder gestionarlas de manera correcta, porque dicen los estudios que el cuerpo sabe lo que la mente aún no se ha enterado.
4. Mayor consciencia emocional:
La práctica de la Atención Plena o Mindfulness nos invita a observar nuestras emociones sin juzgarlas, sin aferrarnos a ellas o a querer que desaparezcan. Esta autoconsciencia emocional promueve la comprensión de las reacciones automáticas y facilita una respuesta más consciente y equilibrada a las situaciones, al tener un momento de reflexión y análisis antes de responder a cualquier evento.
5. Se potencia la función ejecutiva y la toma de decisiones:
La función ejecutiva del cerebro, que incluye habilidades como la planificación, la toma de decisiones y la autorregulación, se beneficia significativamente de la práctica del Mindfulness y quienes lo practican pueden experimentar una mejora en su capacidad para tomar decisiones informadas y responder a situaciones desafiantes con mayor eficacia.
6. Fomento de la resiliencia a través de la aceptación que no es resignación:
La práctica del Mindfulness o Atención plena nos enseña a aceptar las experiencias, incluso las más difíciles, sin reaccionar de manera exagerada, sino como parte de una observación del evento, de lo qué se siente, cómo se siente, qué pensamientos se generan y poder convivir con esas sensaciones, emociones y pensamientos sin que nos atrapen y nos devasten. Esta aceptación fomenta la resiliencia, permitiéndonos enfrentar los desafíos con mayor calma y resistencia emocional.
7. Mejora del sueño:
La práctica regular de Mindfulness nos lleva a lograr una mejora en la calidad del sueño, ya que al calmar la mente y reducir la ansiedad, sin pelearnos con el insomnio, sin desesperarnos ni enojarnos, haciendo uso de técnicas de respiración, se crea un estado mental y físico propicio para un sueño reparador.
8. Promoción de relaciones saludables:
La práctica constante del Mindfulness, eleva nuestras aptitudes para prestar atención a lo que nos rodea y a quienes nos rodean, escuchándolos de manera activa, sin juzgar, sin quererlos cambiar, lo que favorece una comunicación no violenta, amorosa, que mejora la calidad en las relaciones familiares, escolares y sociales.
9. Desarrollo de empatía, la compasión y la gratitud:
Las distintas prácticas de Mindfulness o Atención Plena, nos llevan a entender, dimensionar y aumentar nuestra capacidad de ser empáticos, de comprender al otro, de querer hacer algo por evitar su sufrimiento y de vivir agradeciendo todo lo que recibimos, cada cosa que podemos compartir y a lograr una mayor interconexión con todos los seres sintientes.
10. Aumento de la autoconsciencia:
A través de las prácticas formales e informales de Mindfulness podemos observar nuestros pensamientos, emociones, juicios de valor y patrones mentales desde una perspectiva objetiva, desidentificándonos de ellos y logrando conscientemente entender y comprender sin juzgar, las razones por las cuales pensamos, sentimos y actuamos de determinadas maneras, lo que nos lleva invariablemente a un autoconocimiento que nos permite modificar lo que nos conduce al sufrimiento y tener un crecimiento personal auténtico y un bienestar en todos sentidos. Por ello se dice con mucha razón, que el dolor es inevitable pero el sufrimiento es optativo.
Podemos decir entonces, que la práctica constante del Mindfulness o Atención Plena, es un camino de transformación que al permitir auto observarnos, nos puede llevar a auto-descubrirnos y al poder conocernos realmente, logremos tener una vida mucho mas feliz y significativa, en todos los aspectos de nuestra vida, que se vea reflejada en relaciones mucho más saludables y amorosas y en una paz interior que se disfruta y se comparte.
Un artículo escrito por la Doc. Martha Camargo Sánchez, para Fundación Sanando Heridas, 30/01/2024. Todos los derechos reservados.
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