En este blog, lo que queremos compartirles lo vamos a dividir en dos partes debido a su extenso, interesante e importante contenido, así que en esta primera parte, analizaremos la trascendencia de la práctica regular del Mindfulness, como una herramienta eficaz para transformar diversas áreas de nuestro cerebro a través de la maravillosa capacidad neuroplástica y en una segunda parte, compartiremos sus beneficios a corto, mediano y largo plazo. Espero se convenzan de hacerlo un modo de vida.
En este blog, lo que queremos compartirles lo vamos a dividir en dos partes debido a su extenso, interesante e importante contenido, así que en esta primera parte, analizaremos la trascendencia de la práctica regular del Mindfulness, como una herramienta eficaz para transformar diversas áreas de nuestro cerebro a través de la maravillosa capacidad neuroplástica y en una segunda parte, compartiremos sus beneficios a corto, mediano y largo plazo. Espero se convenzan de hacerlo un modo de vida.
La práctica regular del Mindfulness ha sido identificada como una de las herramientas más efectivas para aprovechar esta capacidad. Más de mil estudios en neurociencias, demuestran que el Mindfulness, entre otros muchos cambios neuronales, puede aumentar la densidad de materia gris en áreas asociadas con la atención, la memoria y la regulación emocional, lo que implica un impacto súper positivo en la plasticidad cerebral.
Principales cambios en algunas áreas cerebrales: sus efectos positivos
En la corteza prefrontal medial (CPM). Esta área está involucrada en funciones ejecutivas como la toma de decisiones, la planificación, la concentración y la autorregulación emocional. La práctica del Mindfulness se ha relacionado con un mayor grosor de la CPM, lo que implica una mejora en estas funciones cognitivas.
En la corteza cingulada anterior (CCA).
La CCA está asociada con la regulación emocional y la atención. Se ha demostrado neurocientíficamente que el Mindfulness puede aumentar la actividad de esta área, lo que puede contribuir a una mayor capacidad de controlar y regular las respuestas emocionales, responder en lugar de reaccionar.
En el hipocampo: El hipocampo desempeña un papel crucial en la memoria y el aprendizaje. La práctica del Mindfulness se ha asociado con un aumento en el volumen y la densidad del hipocampo, lo que conlleva mejoras en la función cognitiva y la memoria.
En la amígdala. La amígdala está implicada en las respuestas emocionales, especialmente en situaciones de estrés y miedo. La práctica del Mindfulness ha demostrado reducir la activación de la amígdala en respuesta a estímulos estresantes, lo que contribuye a una mejor regulación emocional.
En la corteza insular. La corteza insular juega un papel importante en la consciencia corporal y en la interocepción (esto es, la percepción de las sensaciones internas del cuerpo de las que informa el nervio vago al cerebro). El Mindfulness se asocia con una mayor activación de esta área, lo que conduce a una mayor consciencia del cuerpo y de las sensaciones físicas.
En la red de modo por defecto (RMD). Esta red cerebral está activa cuando la mente está en un estado de reposo y divagación, y está implicada en la autoreflexión y la proyección hacia el futuro. La práctica del Mindfulness ha demostrado reducir la actividad de la RMD, lo que ayuda a tener una mayor capacidad para estar presente en el momento actual.
En la corteza somatosensorial. Esta área está involucrada en la percepción y procesamiento de sensaciones físicas. La práctica del mindfulness ha demostrado aumentar la actividad de la corteza somatosensorial, lo que puede llevar a una mayor conciencia corporal y una mejor conexión mente-cuerpo.
Como diría el Doctor Santiago Ramón y Cajal, Padre de la Neurociencia “todos podemos ser, si nos lo proponemos, arquitectos de nuestro propio cerebro”.
Un artículo escrito por la Doc. Martha Camargo Sánchez, para Fundación Sanando Heridas, 01/11/2023. Todos los derechos reservados.
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